En las conversaciones interviene tanto el lenguaje verbal como el corporal (gestos, muecas…). Las conversaciones pueden girar en torno a uno o muchos temas y están condicionadas por el contexto.
Contexto informal. Como, por ejemplo, una fiesta, una comida con un compañero… En estas conversaciones los temas suelen variar con facilidad y sin previa organización. Cada uno de los participantes ofrece su punto de vista. Es una conversación improvisada en donde los temas surgen o se enlazan unos con otros.
Contexto formal. Como por ejemplo una reunión de trabajo, una tutoría con un profesor… Normalmente los temas a tratar están acotados y tanto el lenguaje utilizado como las formas son más correctas, están más “medidas”. Es una conversación guiada, en la que antes de iniciarla ya hay unos temas establecidos para tratar.
Peter Drucker, padre de la Administración, ya nos avisa de la importancia de las conversaciones como componentes de la dinámica empresarial.
Hay cuatro tipos de conversaciones organizacionales, que son interdependientes.
Conversación Estratégica: el intercambio de ideas está concentrado en el análisis del entorno, el rumbo que debe seguir la empresa, el tipo de organización que se requiere para crecer, proyectos que deben impulsarse o la orientación del negocio, entre otros aspectos.
Conversación Operativa: los contenidos de los diálogos se enfocan en metas y resultados, procesos, disposición y uso eficiente de recursos, el uso de tecnologías, productividad y asuntos tácticos que facilitan el logro de objetivos.
Conversación Cultural: se enfoca en los valores organizacionales, las creencias y comportamientos que caracterizan la cultura interna, y en actividades que impulsan la motivación y el sentido de pertenencia.
Conversación Individual: es el diálogo sobre las metas individuales, los resultados y logros de cada persona, su desarrollo de carrera y su formación.
Los líderes abordan los cuatro tipos de conversaciones, las cultivan con la escucha y las alimentan con sus posiciones. Los gerentes se apoyan en la conversación operativa, sin dejar de lado las otras. Y los colaboradores o resto de empleados son los encargados de nutrir estos diálogos.
Conversaciones orientadas a…
Como hemos dicho anteriormente, los líderes conocen y saben poner en práctica todos los tipos de conversación que se dan en el entorno laboral. La conversación es una herramienta fundamental para líderes y directivos, con ella se relacionan con diferentes grupos y personas fuera y dentro de la organización: con sus colaboradores, con los clientes, con los superiores, con accionistas, etc.
Autores como Walde, Senge o Stata clasifican las conversaciones dentro de las empresas de forma parecida y reconocen que están orientadas a:
- Construir relaciones de confianza.
- Explorar oportunidades o posibilidades.
- Establecer planes de acción.
- Lograr mejores conclusiones o decisiones.
- Solucionar problemas.
- Aprender en equipo, mediante el diálogo.
Cualquiera de estos objetivos conlleva que seamos conscientes de lo que perseguimos con la conversación, para que sea eficaz. En las conversaciones, los directivos no deben hacer uso de despropósitos porque pierden credibilidad y apoyo. Nos referimos a que en sus conversaciones parezca que los objetivos sean otros a los que realmente son, a eludir a problemas reales, a sembrar confusión, a la ausencia de argumentos, a realizar una escucha deficiente, a defender intereses particulares por encima de los colectivos…