Vivimos un momento decisivo en la evolución del empleo: el talento ya no se mide solo por los títulos, sino por la capacidad de aplicar los conocimientos en entornos reales, cambiantes y digitalizados. Las empresas buscan profesionales preparados para actuar, no solo para saber. En esta nueva era digital, la empleabilidad depende de la actualización continua, la adaptabilidad y la experiencia práctica.