Es de todos conocido el valor que los cuentos y las historias tienen para nosotros, los seres humanos. Contándonos historias empezamos a aprender en quién podíamos confiar y en quién no. Compartiendo cuentos de seres humanos que interactúan con otros seres vivos, reales o imaginarios, aprendimos habilidades, valores, razones para hacer o evitar ciertas situaciones o ciertos lugares.
Una buena historia hace que produzcamos
oxitocina, el neuroquímico cerebral asociado a la confianza, la gentileza y la amabilidad. Cuando hay oxitocina, hay más oportunidad de cooperar para trabajar en equipo.
Para producir esa buena historia hay que tener varios elementos ordenados de forma tal que sean capaces de capturar algo muy escaso en las personas: su
atención. Para ello es crucial tener un plan con propósitos claros y bien definidos y luego debemos ser capaces de definir y entremezclar estratégicamente información racional con elementos emocionales que activen los circuitos cerebrales de emoción, y por tanto de la memoria.
Cuando hablo de la
información relevante racional nos referimos a datos, conceptos, fechas y cuando hablamos de
elementos emocionales pensamos en anécdotas, historias breves y cuentos, chistes y comentarios personales entre las personas de la audiencia.
Otro elemento crucial a tener en mente es quiénes y cómo son las personas a las cuales queremos emocionar para influir positivamente en ellas. Entender quién es mi audiencia y qué acción quiero que hagan es otro de los elementos que debemos abordar en este curso para que la narrativa que generemos tenga la posibilidad de incidir en nuestra audiencia tal y como queremos.
Una vez que hemos clarificado los elementos centrales de mi plan, debo enfocarme en la secuencia temporal, la secuencia emotiva y la secuencia temática, en la cual mis capacidades de entremezclar estas secuencia a partir de caracteres que interactúan, hará aún más eficaz nuestra historia. Lo interesante es que, al aprender las claves de la
construcción de una narrativa, puedes aplicarlas a cualquier situación o evento y crear, re-crear o desempolvar una historia que movilice a tu audiencia y active las ganas de confiar y cooperar para lograr cosas en conjunto.
A la vez, este proceso de construcción de narrativa, es un entrenamiento excepcional para desarrollar los hábitos de pensamiento estratégico necesarios para alcanzar resultados en tiempos de incertidumbre como los actuales.