Nunca una práctica en una empresa debería resultar una pesadilla a ninguno de los dos implicados, ni al practicante ni a la empresa. Nunca se deben realizar promesas no cumplidas. Por ello, es importante que empresa y personas en prácticas firmen un contrato en el que todas las condiciones queden claras y reflejadas. Y luego, crear un buen clima entre ambas partes, ya que las prácticas son convenientes para ambos.