Desde pequeños hay niños estudiosos y otros a los que hay que poner a estudiar. Sin embargo, esta tendencia no tiene por qué mantenerse a lo largo de la vida. Son muchos los que se desmotivan y pasan a formar parte del grupo de alumnos que no aprueban o que llegan “por los pelos”. Y hay alumnos que pasan a otra etapa de formación, encuentran a un profesor que le entiende y le explica como cuando te cuentan la mejor historia que hayas oído y el rumbo de su trayectoria escolar da un giro de 180 grados.
La verdad, si estas cualidades las entrenamos desde pequeños, pues mucho más exitosa será la trayectoria, pero si no ha sido el caso y quieres convertirte en un estudiante de éxito, te animamos a que pongas en marcha y practiques estas tres claves: Motivación, constancia y hábitos. A nuestros alumnos de postgrado siempre se lo decimos... “ya que vas a invertir tiempo y dinero, que tus esfuerzos tengan un fruto”.
Si no tienes un (buen
) motivo, es mejor que no te inscribas a ningún programa de estudios. Existen miles de motivos y seguramente lo tengas muy claro, pero si no lo encuentras, si te preguntas ¿yo ahora para qué quiero estudiar big data si me quedan 12 años para jubilarme? O ¿para qué me va servir el curso de inglés si no tengo pensado viajar por países que hablen ese idioma? Es mejor que no sigas buscando formación.
Sin embargo, si te preguntas ¿puede un recién graduado quitarme el puesto solo porque se ha formado en big data, aunque no tenga experiencia? (tu objetivo puede ser empleabilidad, competitividad, ascenso laboral, cambio de empresa o de trabajo...).
O si te preguntas ¿me ayudará el inglés a mejorar mi currículum y que pueda ofertar mi experiencia a esa empresa multinacional que tanto me gusta? Seguramente la respuesta sea sí, pero si no es a esa empresa igual es a otra con características parecidas. Tu objetivo seguirá siendo el de mejorar profesionalmente ¿no?
Definir y tener claro el objetivo te va a mantener durante todo el curso con las pilas cargadas. Seguro que tendrás momento de bajón, así que escribe tu/tus objetivos y póntelos a la vista para que ten den fuerza y ánimo.
La
constancia dice la RAE que es “Firmeza y perseverancia del ánimo en las resoluciones y en los propósitos”. Es decir, en el ámbito de los estudios es la fuerza de voluntad que debes de mantener durante todo el periodo. Es una de las cualidades que puede costar más mantener, ya que todos tenemos momentos de pereza, de malos momentos, de frustraciones por algo, de preferir dedicar el tiempo a otras cosas, de...
Y ¿qué decir de los
hábitos? Adquirir costumbres, sobre todo si hace años que ya no las practicamos, cuesta, pero son fundamentales para llevar al día los temarios, las clases, los exámenes. Organiza tu tiempo de forma real y alcanzable y cumple los horarios y objetivos que te marques.
Si te das cuenta, estas tres cualidades también las comparten los deportistas de élite. Porque no creerás que los que baten récord entrenan cuando se acuerdan, siguen solo las pautas que les interesa de las que les mandan sus entrenadores y cuando llega el momento de la competición (llámalo examen, exposición TFM, TFG...) comienzan dándolo todo y luego pierden las fuerzas. Si no eres muy deportista solo verás el trabajo final en los resultados de un campeón, pero si les haces un seguimiento verás que, sin constancia, motivación, hábitos y, por supuesto, esfuerzo no llegarían tan alto.
Pero esto lo puedes extrapolar a cualquier profesión... los actores también deben tener estos 3 hábitos cuando salen a escena (ninguna obra o película se precia de haber sido escrita, ensayada y puesta en escena en un par de días), los músicos lo mismo, los diseñadores, también, etc.