Cada miembro de una organización mantiene cientos de conversaciones con otros componentes de la organización: compañeros, jefes, proveedores, trabajadores, clientes, inversores... Dependiendo de la calidad de éstas unas organizaciones destacarán sobre otras y, además, lograrán sus objetivos.
Hay algunas habilidades, que se pueden adquirir, para convertirse en un buen conversador: capacidad para escuchar, empatía, respeto, persuasión y la formulación de preguntas abiertas. Si quieres saber en qué consiste y cómo practicar estas habilidades, puedes hacerlo en el artículo que María Oriza ha publicado en Womenalia.