El proceso de mejora continua lo ponen en marcha aquellas empresas que quieren evolucionar y desarrollarse de manera progresiva, obteniendo resultados eficientes y de calidad.
La autoevaluación permite a las empresas mejorar, corrigiendo los fallos y problemas que van surgiendo, sin tener que esperar a la finalización de los procesos para intervenir en su corrección.
El círculo de Deming
Existen diferentes herramientas de mejora continua, pero es el Círculo de Deming la que contiene los elementos básicos de los procesos de mejora. Estos son:
- Planificación, en donde se establecen los objetivos y se acuerdan los indicadores de medida con los que evaluar los resultados- Es en esta fase en la que también se identifican los problemas.
- Hacer. Puede ser una o más etapas y en ellas se aplica lo establecido en la planificación.
- Comprobación. Se comprueban los resultados de las mejoras propuestas al inicio
- Ajuste, en donde se evalúa si han aparecido nuevos fallos que no estaban previstos en la planificación. En el caso de que así sea, los equipos propondrán distintas alternativas o soluciones para resolver las fallas y dejarán testimonio de la experiencia.
Hace unos años era un proceso casi exclusivo de las empresas de manufacturas, que buscaban el ahorro de costes y el empleo eficiente de los recursos disponibles. Hoy, son muchas las organizaciones de todo tipo que han incorporado planes de mejora continua a su filosofía corporativa.
Para implantar un proceso de mejora continua en una empresa son fundamentales tres requisitos:
- La documentación necesaria para que todos los miembros de la organización estén al tanto de las acciones que se van a realizar para la mejora de calidad.
- La evaluación de los procesos, ya que sin un sistema de medición no se podrá conocer los resultados obtenidos.
- La implicación de todas las personas de la empresa, ya que la gestión de la calidad no es algo parcial a un departamento. Algo que muchas empresas pasan por alto, pero que es necesario para que el desarrollo, crecimiento y éxito de la empresa es conocer el clima laboral que existe.
El clima laboral es la percepción que tienen los trabajadores de la empresa y de cómo se sienten en ella. Lógicamente, tiene que ver con la productividad, el rendimiento y, por tanto, con la competitividad. Incluir en el plan de mejora continua una medición del clima laboral es básico para el buen funcionamiento del resto de objetivos.