Lógicamente, parte de la diferencia recae en factores como el precio, la calidad, la fiabilidad, etc. pero eso no es todo. Los clientes pueden aceptar precios más elevados si el trato que reciben es diferente al del resto. De la misma manera, podrían aceptar una calidad inferior, siempre y cuando ésta se mantuviera dentro de unos determinados márgenes, y siempre que se les ofreciera un mejor precio base y mayores descuentos, por ejemplo.
La gran cantidad de competidores que hay en el mercado y las altas exigencias de los clientes, provocan que a las empresas les cueste cada vez más diferenciarse, pero es un requisito que todo negocio debe acometer si quiere alcanzar el éxito... y hay una manera de conseguirlo. Una vez descubierto qué es aquello que nos diferencia del resto, el siguiente paso es primordial: ¡comunicarlo! De nada sirve que tengamos el producto más innovador, económico, de la mejor calidad, la mejor atención al usuario, la rapidez de respuesta, etc. y que nuestros clientes no lo sepan.
Vamos a crear nuestra presentación
Ha llegado el momento de comunicar Qué Nos Diferencia. Ha llegado el momento de preparar una presentación.
Antes de nada, advertir que una presentación sin preparar será posiblemente una presentación fracasada. Así que no solo consiste en el antes (aunque en este artículo no tratemos los puntos posteriores), sino también en el durante y en el después.
Para preparar la presentación deberemos de seguir unos pasos básicos:
- Decidir cuál es el objetivo a lograr.
- Una vez establecido el objetivo hay que definir qué comunicar, dónde comunicar, cuándo comunicar y a quién comunicar cada mensaje (por lo que, además, debemos tener definido el público objetivo al que nos dirigimos).
- Decidir el tipo de presentación que nos puede ayudar a lograr ese objetivo (¿presentación formal, informal...?)
- Preparación de un guion.
- Diseñar y preparar el material visual y las notas.
- Ensayar.
- Exponer la presentación.