- Clientes
- Proveedores de S-Commerce
- Suministradores
Una vez que el Cliente (potencial en principio) realiza una compra a través de S-Commerce, parte del ingreso va al suministrador original, y una parte (comisión) es percibida por el intermediario, que, en este caso, es el proveedor de la relación (red social).
El punto clave, entre otros, es el porcentaje que percibe el generador digamos de la “compra grupal”. Generalmente, éste percibe en torno del 20% y es ahí, cuando, asumido este porcentaje, deben los suministradores/fabricantes del producto/servicio original calcular a partir de qué cantidad se alcanza la rentabilidad.
Si se parte de un rango “aceptado” de descuento o comisión a percibir por cada venta del 20%, el fabricante puede fácilmente deducir el umbral de rentabilidad a partir del volumen mínimo de ventas que compensan esta estrategia.
Es evidente que también existen otras ventajas adicionales en esta estrategia que no son meramente económicas (imagen de modernidad, fidelización, etc.) y que por tanto el suministrador evaluará, puesto que, de lo contrario, y sobre todo a corto plazo, es imposible encajarlo en la cuenta de resultados de manera positiva.
Pero cuestionado este negocio y su rentabilidad hay que asumir que, por el tipo de usuarios al que nos queremos dirigir en el entorno social debemos asumir que debemos estar.
Los usuarios “millenials” con sus características “entran” diariamente varias veces al día en sus redes sociales y por tanto varias veces al día tienen la oportunidad de dialogar, de opinar… y de comprar.
Comprar diariamente es algo que, dependiendo de la cultura, está muy arraigado. Pensemos en nuestro país, donde diariamente hacemos nuestra pequeña compra y no acumulamos todo para el final de semana y menos del mes. Tenemos ese hábito, y además, nos gusta en muchas ocasiones: es una actividad lúdica.
Por tanto, si a los jóvenes “les gusta” consultar sus redes diariamente y tienen en general el hábito de compra diaria de algunos artículos, es muy posible que, de entrada, esa compra “rápida y oportunista” sea uno de los primeros modelos a ofrecer a los usuarios.
El problema es que para una compra rápida y oportunista de bajo valor no compensa una inversión en S-commerce. Necesitamos, como decíamos antes, un cierto volumen de transacciones y de facturación para mantenerla.
Además, para estar siempre bien posicionado frente a otros competidores se necesita no una inversión puntual en publicidad, promociones, diseño de ofertas atractivas, etc. sino hacerlo de forma constante, lo que significa una inversión también constante y a veces hasta creciente…
Y, por último, y no menos importante en cualquier estrategia de marketing relacional: el SERVICIO. No nos olvidemos que los usuarios, y más en las redes, nos van a exigir no sólo producto, sino, en muchos casos, servicio. Esto conlleva una estructura organizacional que en muchos casos es inasumible con unos márgenes tan ajustados.
Y, por si fuera poco, todo esto, si bien la gran ventaja de e/s-commerce es su alcance global, luego están los costes de adaptación a los entornos locales donde operes. No pretenderemos tener éxito en un mercado si no conseguimos adaptarnos a sus idiomas, gustos, modelos, etc. En definitiva, S-commerce sí, pero adaptado…
Luego para tener una estrategia bien diferenciada es un constante invertir sabiendo que o haces un esfuerzo inmenso en publicidad, promoción, logística, servicio, etc., en poco tiempo, dadas las bajas barreras de entrada, un competidor podrá ofertar lo mismo (o parecido) en poco tiempo.
Cuál sería el posicionamiento adecuado que nos permita sobrevivir: pues en mi opinión, y teniendo el tiempo como aliado de no precipitarnos, hacer un estudio de los “nichos” del mercado donde creemos que podemos ser fuertes y mantener una cierta posición ventajosa.
Estudiar de forma cercana y muy periódica si seguimos, en la opinión de nuestros usuarios, teniendo ciertas ventajas sobre otros competidores que han apostado por una estrategia S-Commerce también, pero sin llegar a alcanzar nuestros, a entender de los consumidores, nuestros valores.
Y, sobre todo, ser pacientes… si pensamos a corto plazo, es imposible que la estrategia S-Commerce nos demuestre beneficios (y menos aún, puramente cuantitativos). Pensemos también que estos consumidores en los que estamos invirtiendo poco a poco se darían cuenta que no les compensa estar continuamente viendo otras alternativas si demostramos cierta uniformidad de estrategia y compromiso.
Muchas veces, en Marketing también, “el que resiste, gana”. Pero hay que tener las ideas muy claras de cuál es el objetivo que pretendemos en nuestra estrategia S-Commerce y el posicionamiento y diferenciación que deseamos alcanzar en la percepción de nuestros consumidores actuales y potenciales.
Sólo así tendremos alguna posibilidad de éxito, sabiendo que esto, como en toda estrategia de Marketing, no es una ciencia exacta y que en nuestras decisiones puede haber factores, tanto internos como sobre todo externos, que nos pueden generar resultados inesperados, pero no por ello debemos perder el foco en lo que para nosotros es una estrategia de futuro como debe ser la apuesta por un posicionamiento adecuado en S-Commerce.