La delegación consiste en conceder a alguien (o a un organismo) un poder para que actúe en nuestro nombre, para que tome decisiones.
Tanto en la vida personal como en la profesional, delegar correctamente aporta beneficios. Pero esta idea, aunque apreciada y confirmada por la gran mayoría de personas, luego no es puesta en práctica con el mismo entusiasmo.
Antes de pasar a los beneficios que aporta la delegación, vamos a ver las principales excusas que se ponen para justificar el no hacerlo:
- Inseguridad. Solo nosotros podemos hacer bien nuestro trabajo. Pero esto no es cierto porque, por suerte o por desgracia, nadie es único en este sentido. Hay muchas personas capacitadas y motivadas para realizar ciertas tareas, lo que hace falta es confiar en ellas y apoyarlas a hacerlo.
- Pérdida de control. Si delego pierdo el control. Falso también. Ya que, si delegas tareas, solo delegas una parte del trabajo. Y si delegas ciertas funciones, lo que delegas es una parte de autoridad que es necesaria para poder ejercer dichas funciones, pero nunca se pierde el control de la dirección.
- Amenaza. Que la persona delegada nos supere. Aunque esto sea cierto, la persona en la que delegas puede hacer mejor “eso”, pero será difícil que reúna todas las condiciones por las que tú has sido elegido para ocupar el cargo.
Hay más motivos, como el miedo al cambio, la falta de confianza, el temor a tener que imponerse...
Pero, si tienes un cargo con alto volumen de trabajo, y posibilidad de delegar, la decisión no es algo que debas dejar para luego. Te mostramos algunos de los motivos por los que debes ponerte manos a la obra:
- Con la delegación vas a rebajar el volumen de trabajo. Delegar te posibilita a dedicar tiempo a otras tareas, en las que igual no puedes encargar a otros que las realicen. Dawson Trotman, evangelista y fundador de los Navegantes, decía que se había propuesto no hacer nada que otras personas pudieran hacer, puesto que había otras muchas cosas de importancia por hacer que otros no podrían hacer. Es decir, centrarnos solo en aquello que nosotros, y no otros, podemos realizar.
- Distribuir dicho volumen de trabajo permite acelerar la consecución de las tareas.
- Los trabajadores encuentran una oportunidad para evolucionar a tareas más exigentes. No nos olvidemos que retener el talento hoy en día es una de las metas más importantes a las que se enfrentan las empresas. Si no damos oportunidades, el talento se va a fugar de nuestro lado.
- Permite sacar partido de las destrezas o preferencias de otros miembros del equipo.
- Se aumenta el compromiso de la organización porque se sienten parte del proceso.
Sin embargo, no consiste en delegar por delegar. A la hora de establecer qué funciones delegar tenemos que priorizar aquellas en las que “soy malo haciéndolas y además no me gustan”.
Y también es vital que la persona en la que se va a delegar cumpla una serie de requisitos, como que confiemos en ella y además esté motivada para realizar la tarea y quiera hacerlo.