Antes de que sigas leyendo este artículo, quiero que te hagas la siguiente pregunta, cuando contratas un servicio online, ya sean viajes, seguros, telefonía... ¿sabes realmente lo que compras y al precio que realmente pagas?
Para ser más preciso,
¿corresponde el carrito de la compra final con el precio que inicialmente se mostró en tu buscador? O bien ¿la factura que recibes corresponde con lo que tenías pensado pagar cuando contrataste el servicio?
Lo normal sería que, como yo, respondieras que casi nunca, ¿verdad? Reconozcámoslo, no estamos hechos para leer la letra pequeña y sí para asumir, que no aceptar, ciertas diferencias entre el inicio y el final del proceso de compra.
Si tengo que elegir, aunque no sea la oferta más barata, siempre elegiré la que más seguridad me transmita
Es evidente que, en productos como los mencionados, una vez que la calidad percibida cumple unos requisitos mínimos para el consumidor,
el precio es uno de los principales motivos de compra. Sin embargo, cada vez somos más los clientes que recelamos de esa práctica consistente en captarnos con ofertas estupendas que raramente encajan con lo que buscamos, los famosos “desde”.
Por supuesto que es lícito que las compañías utilicen este sistema. Sin embargo, afortunadamente, gracias a las organizaciones de consumidores, la oferta es cada vez más transparente: IVA y Portes desglosados, Precio Final tras la Promoción, Permanencia, etc.
¿Nos debemos conformar? Yo creo que no, los clientes debemos exigir más, pero ¿cuál será el siguiente paso? No lo sé con exactitud, solo espero que la reciente
propuesta de la compañía O2 sea una tendencia que llegue para quedarse.
Y es que esta filial de Movistar lanzó recientemente en España su
campaña “Respira”, en la que aboga por una oferta sencilla y por, atención: la ¡ética!
Algo hemos debido hacer mal como sociedad cuando este concepto llega a ser un argumento de ventas ¿no crees?
La oferta en cuestión, a la que se accede en apenas dos clicks, destaca por las palabras “Precio Final” y por la ausencia de los dichosos asteriscos.
Y si te detienes a leer un poco más, según parece, no existen cláusulas de permanencia, ni penalizaciones ocultas.
Retener un cliente es una tarea crítica para no convertir tu cartera en una “cartera bañera”, es decir, una compañía no se puede permitir que entren tantos clientes como salen.
El precio es la principal razón para cambiarse de compañía, así lo refleja el
informe de la CNMC sobre el mercado del suministro de energía y la telefonía, pero este informe también desvela, entre otras cosas, que cada vez más, el cliente manifiesta la tremenda dificultad que supone darse de baja o cambiarse de compañía.
Cada empresa decide cómo llega a los consumidores y es en nosotros en quien recae la decisión de compra, pero si tengo que elegir, aunque no sea la oferta más barata, siempre elegiré la que más seguridad me transmita. Pero como es obvio, cada cliente es un mundo.