Seguramente cuando pensamos en una lengua franca global, lo primero que nos viene a la cabeza es el inglés. Su facilidad, simplicidad y practicidad —sobre todo al momento de compararlo con cualquier otro idioma— hace del inglés la elección natural para comunicarnos entre diferentes países y culturas. Sin embargo, si prestamos mucha atención y abrimos nuestra mente al panorama mundial, veremos que en el mundo de los negocios el inglés no ocupa un lugar solitario en la palestra de lenguas globales.