Esos datos se generan por diferentes canales:
- Por las personas. Todos generamos datos, unos más que otros, pero no hay nadie que en un día no haya producido un sinfín de datos. Algunos quedan registrados, como son las encuestas telefónicas o a pie de calle que nos realizan, también cualquier actividad que realicemos por Internet, como realizar una búsqueda en Google, subir un vídeo a YouTube, tuitear contenidos, compartir una publicación de Facebook, leer un post de un blog...
- Por las transacciones. Es decir, la información que se recoge en las facturaciones o en las transacciones entre cuentas, como por ejemplo las bancarias.
- Biométrica. Son los datos que generan los lectores biométricos, como pueden ser los escáneres de retina o de huellas digitales. Lo normal es que este tipo de información esté custodiada por departamentos de inteligencia o por el Ministerio de Defensa de cada país.
- Machine to Machine (M2M). En este caso, los datos se recopilan de ciertas tecnologías que comparten datos con dispositivos, como por ejemplo el uso de los GPS en la automoción.
Como verás, una persona genera bastantes datos, así que multiplicado por los 7700 millones de personas aproximadamente que ocupamos este mundo los datos de los que quedan constancia ascienden a cifras innombrables. Claro, que no significa que toda la información que se recoge sea válida.
En el mundo empresarial, el analista tendrá que analizarla, segmentarla y extraer la información importante para presentar la “esencia” a las empresas y que puedan tomar las decisiones más acertadas.
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