Nos aventuramos a hacer previsiones a partir del conocimiento del mercado, nuestra propia experiencia o las tendencias del momento, pero, sin embargo, pocas veces verificamos si lo que dijimos hace unos meses se ha cumplido o no. Nadie tiene una bola de cristal, pero hay ciertos patrones comunes en algunas áreas, que nos hacen pensar en tendencia para los próximos meses. Esto ha ocurrido con el Big Data, que, por fin, ha eclosionado y apunta buenas maneras para 2018
El área de moda en empleabilidad
Son muchos los que quieren formarse en esta área, sabedores de que las empresas demandan perfiles para los que el mercado aún no está preparado. Se ha puesto de moda, se ha convertido en tendencia, y los programas formativos en Analítica Web y Big Data se desbordan.
Las empresas le han perdido el miedo
Hablando con el director de una empresa de data, me decía que ya se nota que las empresas están más abiertas a escuchar y a ceder sus bases de datos, que han perdido el medio a que la información pueda estar en riesgo, y que son conscientes de las inmensas posibilidades que ofrece el análisis. Parece que por fin hay materia prima para trabajar el Big Data, y se augura el éxito de las Data Driven Companies.
Integración de los departamentos de Marketing y los de Sistemas
Esto ya se percibe en la descripción de los puestos de trabajo, pero para hacerlo realidad, se necesitan herramientas que integren ambas áreas. De ahí el auge de las DMP (Data Management Platform), para gestionar conjuntamente la operativa, la analítica y las campañas, y hacerlo, además, en tiempo real.
La realidad virtual
Llevamos años incluyéndolo en las tendencias, pero ahora que ya es una realidad, lo incluimos en el marco del Big Data, como una herramienta más que permita mostrar en una única pantalla la visualización de los datos, para facilitar la búsqueda de patrones y la toma de decisiones.
La Ley siempre encima
Con la nueva normativa europea, que entrará en vigor en mayor de 2018, las empresas que manejen un gran volumen de datos, deberán de contar con la figura de un supervisor, que garantice el cumplimiento de las normas. Esta figura, conocida en inglés como DPO (Data Protection Officer), no está aún reglada en España aunque hay organizaciones que ya han creado una formación específica para otorgar una titulación al respecto. Veremos si al final acaba imponiéndose un criterio único supranacional o nacional.